La Disrupción Ciudadana en las Rutas Cicloturistas de España

El último Congreso Ibérico de Bicicleta y Ciudad fue el escenario donde nuestro compañero Julen Iturbe-Ormaetxe Zamarripa presentó un análisis crucial sobre el panorama del cicloturismo en España. Su comunicación, centrada en la compleja pero necesaria convivencia entre las rutas de iniciativa pública (RCIP) y las impulsadas por la propia comunidad ciclista (RCIC), ha resonado fuertemente. A continuación, compartimos las claves de su estudio.

España se consolida como un destino cicloturista de primer orden gracias a su clima, patrimonio y diversidad paisajística. Sin embargo, el análisis de Iturbe-Ormaetxe pone el foco en la coexistencia de dos modelos de rutas: las promovidas por las Administraciones Públicas (RCIP) y aquellas que nacen de la propia iniciativa ciudadana (RCIC), como referentes consolidados como la TransAndalus (TA) o Montañas Vacías.

Dos Mundos Paralelos: Producto vs. Vivencia

El estudio destaca una clara dicotomía en la aproximación de ambas modalidades:

• Las RCIP (Eurovelo, Caminos Naturales) suelen tener un marcado objetivo de promoción turística y rédito económico. Son concebidas como un "producto", requieren complejos procesos de gestión entre territorios y dejan, generalmente, una "huella física" en forma de señalética. Su existencia está supeditada, además, a la disponibilidad presupuestaria y la voluntad política.
• Las RCIC, por el contrario, surgen de una necesidad intrínseca de la comunidad ciclista de poner en valor su territorio. Se perciben como una "vivencia" y "experiencia" con un profundo carácter altruista. Operan con voluntariado y se basan en el compromiso de líderes concretos, como el caso paradigmático de la TransAndalus, una ruta de más de 2.000 kilómetros diseñada "por ciclistas y para ciclistas" que se autofinancia. Estas rutas priorizan la huella digital (tracks) sobre la física, generando gran confianza en el usuario final.

El Desencanto Ciudadano y el Valor de la Conexión

A pesar de su coexistencia habitual, el análisis subraya que la conexión entre RCIP y RCIC es escasa; viven en "mundos paralelos". Las administraciones públicas, en general, suelen vivir de espaldas a las RCIC o no las ponen en valor.

Esta falta de reconocimiento ha generado "desencanto" en las iniciativas ciudadanas, que ven cómo su profunda conexión con el territorio y la práctica ciclista (nacida de una convicción íntima) es ignorada, mientras las RCIP son percibidas como "instrumentales" y sujetas a objetivos preestablecidos.

No obstante, las RCIC aportan un recurso de valor incalculable a la comunidad: la calidad de sus contenidos, basados en la experiencia real, y el uso efectivo de la tecnología y las redes sociales.

Hacia un Modelo Sostenible: El Llamamiento a la Colaboración

Julen Iturbe-Ormaetxe concluye que para que la propuesta cicloturista sea sostenible (económica, social y medioambientalmente) es imprescindible aplicar el modelo de la "quíntuple hélice", que integra a las Administraciones Públicas, empresas privadas, academia, sociedad civil y el entorno natural.

La meta es clara: que ambas modalidades de rutas trabajen juntas, sin enfrentamientos, reconociendo el beneficio mutuo. Para lograrlo, se proponen una serie de recomendaciones urgentes para las Administraciones Públicas:

• Mapear las RCIC para conocer su existencia y a sus promotores.
• Invertir en comunicación que visibilice la cultura cicloturista local.
• Organizar Focus Groups con la comunidad, actuando las AAPP como facilitadoras.
• Diseñar procesos colaborativos que pongan en valor la experiencia de las RCIC.
• En ocasiones, lo más efectivo es simplemente "dejar hacer" o "apoyar, pero que no se note".

En Andar en bici, consideramos fundamental que el impulso institucional se alinee con la pasión y el conocimiento del territorio que emana de las bases cicloturistas. La calidad de la red de rutas solo mejorará si la voz del ciclista es escuchada y sus iniciativas, apoyadas.

Más información en el blog de Julen Iturbe-Ormaetxe Zamarripa