Viernes, 26 de Septiembre de 2025 |

Orduña

Belleza suprema en un enclave fronterizo

Fotos: José Miguel Llano / Perfiles: APM Miércoles, 11 de Junio de 2025

Hoy recorreremos un enclave de Bizkaia que presenta unas particularidades curiosas que lo convierten en un caso único en el territorio histórico. Nos referimos al término municipal de Urduña/Orduña. En el aspecto geopolítico, la primera particularidad se refiere a su ubicación geográfica, ya que es una isla dentro del territorio alavés y lindante con la provincia de Burgos por el sur. La segunda es el hecho de que Orduña es la única localidad vizcaína en ostentar el título de “ciudad”, título que detenta desde 1467 cuando le fue concedido por Enrique IV. Otra singularidad es que dentro del municipio existen cuatro concejos, Belandia, Lendoño de Abajo, Lendoño de Arriba y Mendeika, que forman la Junta de Ruzabal conservando cierta autonomía dentro del municipio.  

 

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Hay otra curiosidad, dentro del ámbito geográfico, que es posiblemente la menos conocida. Se trata de que Orduña, que como hemos dicho es un enclave en terreno alavés, tiene a su vez uno propio, muy pequeño (no sería más de media hectárea), en la vertiente sur de la Sierra Salvada, en el Valle de Losa dentro de la provincia de Burgos. Se trata de la Cerca de Villaño, en el pueblo del mismo nombre. Eran tres casas, hoy en ruinas, concedidas por Carlos I a la ciudad de Orduña. Hasta los años 50 del pasado siglo, el ayuntamiento orduñés hacía visitas regulares para verificar el amojonamiento, visitas que se abandonaron durante 70 años. En la actualidad se comenta que se han iniciado los trámites para recuperar este enclave, aunque parece que solo quedan tres mojones de los diez originales. Curiosidad añadida, una de las casas era conocida como la casa de “La Partera” porque se daba la circunstancia de que antaño muchas mujeres del Valle de Losa, acudían allí a la hora de dar a luz, para que sus hijos pudieran acogerse a las prerrogativas del fuero vizcaíno e incluso no cumplir el servicio militar en épocas pasadas.


Pero no acaban aquí las curiosidades, aunque ésta no es propiamente de Orduña ya que se encuentra en el terreno alavés del Valle de Arrastaria. Caprichos de la geopolítica, muchas veces ajena al interés de la ciudadanía, Orduña parte en dos al municipio de Amurrio. No tiene lógica que un vecino de Delika tenga que desplazarse, para cualquier trámite, 12 km hasta Amurrio, cuando tiene Orduña a cuatro pasos y necesariamente tiene que pasar por ahí. El espléndido paisaje que nos depara el valle rodeado por los farallones de la Sierra Salvada, tiene su punto culminante en la espectacular cascada del Nervión que, con sus más de 220 m de caída vertical, es la más alta de la península y la segunda de Europa en tamaño. Algunas fuentes hablan de más de 270 m, pero eso es contando un tramo en fuerte pendiente que también podría considerarse cascada. El inicio del salto está en Araba, en el linde con Burgos. Así que cuando oigáis eso de la cascada del Nervión en Orduña, recordad que no es del todo cierto. Es la localidad importante más cercana, pero la cascada es alavesa.


Y la última particularidad, esta vez climática, es debida a la orografía de la zona. La Sierra Salvada (o Garobel) es la última de las tres sierras, las otras dos son Montes de la Peña y Sierra Carbonilla que, desde el burgalés Valle de Mena hasta Orduña, separan la meseta de las zonas costeras con espectaculares cortados. El fenómeno climático al que nos referimos es el conocido con el nombre de “El Bollo”. Un suceso que se da en algunos días despejados de invierno y tiempo anticiclónico. A primeras horas, el sol calienta el valle lo que provoca una corriente de aire ascendente que a su vez hace que el aire frío más pesado descienda desde la sierra. Si en el Valle de Losa ha habido niebla nocturna y helada, algo habitual, el espectáculo es digno de ver. La niebla cae como una cascada por la ladera, desapareciendo a mitad de la misma. Eso crea un viento helador en las localidades más cercanas a la sierra. Desistid de ascender a ella en esas condiciones, porque a media ladera el tiempo es aterrador. Vientos que pueden superar a los 80 km/h y temperaturas cercanas a los 0ºC. Si llegáis a la cima, encontraréis las ramas de los árboles cubiertas de escarcha, como hojas de cuchillo de varios centímetros en la dirección del viento y 200 m después, una calma chicha dentro de la niebla y todo completamente helado. En algunos medios apareció la noticia de que, en toda Europa, este fenómeno solo se repite en un lugar de Suiza, aunque nos parece un tanto extraña tanta rareza. 

 

 

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Pero vamos a lo nuestro que es dar pedales. Llegar hasta Orduña no es complicado en coche. Además, si no queremos usar un vehículo, tenemos la gran posibilidad de llegar desde el mismo centro de Bilbao en tren de cercanías, con salidas cada media hora y trayecto de 50 minutos. Como la extensión del municipio no es muy grande, hemos diseñado una ruta un poquillo enrevesada, pero por lugares muy bonitos y tranquilos, sin tráfico alguno. Hay tres posibilidades, en función de las capacidades de casa uno. Ruta completa: 75 km / 1850 m de desnivel. Ruta intermedia (sin subir Orduña): 60 km / 1280 m. Ruta corta (sin subir Orduña ni La Barrerilla): 51 km / 1000 m.  


El inicio de la ruta lo hemos marcado en la misma estación. La visita a Orduña, que tiene mucho y bueno que ver, la dejamos para el final de la ruta. Nos dirigimos hacia la salida sur, dirección Burgos. Está bien señalizado. Antes de llegar a la carretera principal, giramos a la derecha, dejando la plaza de toros a la izquierda. Frente a nosotros tenemos un espléndida vista hacia la Sierra Salvada, donde destaca el monumento a la Virgen de la Antigua, con sus 25 m de altura, en el pico de Txarlazo. Este monumento está en riesgo de derrumbe por su avanzado estado de deterioro y cerrado al público. Inaugurado en 1903, fue el primer monumento de España en ser construido con hormigón armado. El ubicarse en un sitio tan expuesto es un problema para este tipo de construcción. A lo largo de los años ha habido varias reparaciones, pero en la actualidad se puede decir que es casi una ruina. Se asienta en terreno burgalés y, en 2023, ha sido reconocido como Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León, estando a la espera de tramitar una partida para una reparación a fondo.


Tras dejar atrás un pabellón industrial, entramos en una carreterilla hormigonada que se inicia con un repecho de 300 m al 12% de pendiente media, antes de un descenso que nos deja en el tranquilo barrio de Tertanga. Entramos aquí en el Valle de Arrastaria que hasta 1373 perteneció a Orduña. Luego, tras un litigio del monje fray Fernán Pérez de Ayala pasó a manos del señorío de Ayala y más tarde llegó a tener ayuntamiento propio. Y no ha sido hasta 1976 cuando se ha incorporado a Amurrio, como una parte segregada del municipio principal. Geográficamente es más que evidente que forma parte de Orduña. Además, los vecinos de este valle hacen la vida en Orduña e incluso allí celebran su fiesta ya que también tienen a la Virgen de la Antigua como patrona. Como curiosidad, en la iglesia de Tertanga se celebraron las Juntas Generales de Álava en 1812 durante la invasión francesa.

 

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A la salida de Tertanga llegamos a la A-2625 que asciende al Puerto de Orduña. Nombre lógico, aunque la subida no tiene ni un solo metro que pertenezca a Orduña. Está claro que la sabiduría popular es mucho más lógica que la política. Quien quiera hacer la ruta completa deberá afrontar la dureza de este mítico puerto del ciclismo. En la Vuelta de 1973, Luis Ocaña llegó a descolgar a mismísimo Eddy Merckx en sus rampas, pero la meta estaba en Miranda y el conquense acabaría siendo cazado. “El Caníbal” acabó comentando que era el puerto más duro que había subido nunca, algo exagerado a todas luces. Pero sí, es un puerto que se hace más duro de lo que los números indican. Los 5,5 km iniciales te van desgastando con su pendiente media del 8%. Mediado el sexto, acaba el arbolado y te encuentras con una rampa muy seria donde casi siempre hay viento de cara y a menudo bastante fuerte. En estas condiciones, el kilómetro y medio que queda hasta llegar a la provincia de Burgos puede ser demoledor. Las vistas desde el mirador, poco antes de llegar a ese punto, son espectaculares. Si hemos llegado al alto, aunque no está en la ruta, los más aventureros pueden descender 1 km por la otra vertiente, e ir a la izquierda por la pista del Monte Santiago hasta el nacimiento del Nervión y la parte alta de la cascada. Un paraje espectacular que quedará para siempre en el recuerdo. Lo ideal sería llevar gravel, pero nosotros hemos ido un par de veces con bici de carretera sin mayores problemas.

 

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De vuelta atrás desde el puerto, descendemos hasta donde habíamos iniciado el ascenso y nos vamos a la derecha, entre campas y bosque, hasta Delika. La iglesia de esta pequeña localidad aún conserva la portada y una ventana de su origen románico, pero la construcción actual es del siglo XVIII. Desde Delika, una senda verde peatonal lleva hasta las cercanías de la parte baja de la cascada, siguiendo el cortado cañón del río.  Nosotros seguimos hacia Artomaña por una vía paralela a la más directa que no se encuentra en muy buen estado. Entramos a esta pequeña y cuidada localidad pasando entre los viñedos y el edificio de la bodega Artomaña Txakolina. Artomaña posee la interesante casa-torre de Otiz de Zárate del siglo XIV, hoy restaurada y convertida en dos viviendas de uso turístico, aunque a nuestro modo de ver la restauración le ha quitado toda la gracia de su aire medieval. 

 

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De Artomaña salimos a la BI-2521 que comunica Orduña con Vitoria. Aquí se inicia el ascenso al Puerto de la Barrerilla. Puerto relativamente cómodo de subir, con grandes vistas en su parte final. El subirlo es opcional, ya que como en Orduña, es de subir y volver atrás. Al poco de iniciar el ascenso, encontramos el cruce hacia Aloria que es por donde debemos ir. Cruzamos la pequeña localidad y bajamos hacia Orduña por el paraje conocido como “La Parcelaria”, hasta llegar al barrio de Arbieto y el Parque de la Muera, junto al que se encuentra el campo de fútbol. Tras cruzar el río, seguimos por una carreterilla pegada a él que nos deja en Orduña sin tocar la carretera general. Entramos por la zona norte y seguimos la indicación hacia el barrio Getxa y un parking. Cruzamos sobre el ferrocarril y seguimos por la derecha dando un rodeo por la zona más ganadera de Orduña, por carreteras solitarias con vistas excelentes. Hay que prestar atención al mapa para no despistarnos y llegar a nuestro próximo destino que es el Santuario de la Virgen de la Antigua.
Este santuario, centro de devoción de los orduñeses, alberga la estatua de la Virgen de la Antigua, una preciosa talla en madera del siglo XIV, patrona de la ciudad. Hay referencias de un monasterio en el siglo X y constancia de que en el XIII se conocía a la iglesia como “la Vieja” o “la Antigua”. El estar un poco alejada del casco urbano y dado que Orduña tenía una magnífica iglesia parroquial en el mismo, fueron la causa de que “la Antigua” se fuese deteriorando hasta quedar casi en ruinas. En el siglo XVIII se decidió construir el actual Santuario en lugar de reparar el viejo, del que solo se conserva una puerta gótica del siglo XIV en el pórtico de la hospedería aneja.

 

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Poco antes del santuario hemos comenzado la ascensión a un pequeño puerto que no sabemos qué nombre darle ya que hemos encontrado hasta cuatro diferentes: alto de Lendoño, Campa Hafade, alto de la Choza (Txosnagana) y alto de la Junta, este último debido a una señal que indica el inicio del territorio de la Junta de Ruzabal. Y para liarlo más, la Itzulia de 2025 lo llama simplemente Las Campas. Apenas 2,5 km con una pendiente media del 7% en un entorno casi virgen. En el alto nos dirigimos hacia Lendoño de Arriba, pequeña aldea de apenas 10 vecinos dedicados a la ganadería. Desde aquí parte un espectacular acceso a la parte alta de la sierra, cerca del pico Tologorri, por un sendero conocido como la Senda Negra. La carretera continúa, pero finaliza tras un duro kilómetro en una ganadería en el lugar llamado Venta Fría, signo inequívoco de que era un sitio de paso en la antigüedad. Así que nos ahorramos este sofocón y descendemos a la derecha hacia Lendoño de Abajo, otra pequeña aldea con dos barrios y una iglesia un tanto desproporcionada para tan escasa feligresía.

 

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La siguiente aldea de paso es Mendeika. Podríamos ascender por la A-3618, pero preferimos hacerlo por la pista que se inicia en Lendoño de Abajo, junto a su restaurado molino. Esta pista presenta un tramo de grava sin asfaltar, pero perfectamente ciclable con bici de carretera. Mendeika es otra pequeña aldea de apenas 20 vecinos, casi un calco de las dos anteriores. En el barrio Arteaga, 300 m  antes de llegar a Mendeika, podemos ver junto a la carretera una de las casas más antiguas de Bizkaia, fechada en la transición del siglo XV al XVI. La entrada es un arco apuntado, un poco oculto por un soportal apoyado en una columna que se añadió un siglo después. 

 

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Salimos de Mendeika por un repecho que se modera al poco para permitirnos disfrutar de magníficas vistas a la sierra, antes de llegar a otro alto sin nombre claro, en el cruce con la carretera BI-3931. Vamos a darle el que aparece en el visor de Geoeuskadi: Crucero de la Junta. De ahí, un fuerte descenso nos lleva a Belandia, el cuarto concejo de la Junta. Belandia consta de cuatro barrios: alto, medio, bajo y Arbe, que suman unos 50 habitantes. El principal es el barrio alto, donde se encuentra la iglesia de Santa Eulalia, bastante prominente, edificada en el siglo XVI. En ella se encuentra la caja de madera de la Junta de Ruzabal, donde se guardan los documentos de los archivos de dicha Junta. Tiene cuatro candados, uno por cada pueblo de la Junta. Seguimos descendiendo, hasta llegar a la muga con Araba, donde encontramos semioculto el antiguo molino de Belandia.

 

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Cuando llegamos al río Izoria, hemos añadido el ascenso hasta la presa del embalse de Maroño que tiene unas vistas espectaculares. Por otra parte, Maroño siempre ocupará una página en la historia de Euskalherria ya que en enero de 1994 tuvieron lugar allí las llamadas “Conversaciones de Maroño” que desembocaron en el “Acuerdo de Maroño”, sentando las bases de acuerdos posteriores que condujeron al fin de la lucha armada de ETA.
Ya solo queda volver hasta Orduña. Elegimos la vía más suave porque a estas alturas las piernas ya pesarán a más de uno. Se podría volver por la A-3931 (luego BI-3931), pero eso significaría añadir 200 m más de desnivel, respecto a la ruta propuesta. De modo que hemos optado por hacer la vuelta por tierras alavesas. Hay que descender hacia Izoria y allí girar hacia el barrio de Ulibarri para acceder luego a la A-624 y poco después girar a la derecha hacia Etxegoien. Carretera tranquila, evitando el paso por Amurrio. Tras cruzar el Nervión, llegamos a la variante de Amurrio. Hemos optado por cruzar las dos rotondas y seguir por la carretera antigua por Saratxo para evitar el tráfico de la nueva variante de este barrio.

 

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Hemos vuelto a Orduña y vamos a contar algo de su historia y de lo que merece la pena ver. Las primeras referencias escritas de su existencia son de Alfonso III de Asturias cuando habla de la vista de Alfonso I en el siglo VIII para comprobar si había musulmanes por la zona. No encontró tal presencia y comentó que Orduña había sido desde muchos años atrás propiedad de sus habitantes. En dicho documento la nombra “Urdunnia” (aún no existía la Ñ). Sería fundada como villa en 1229 por Lope Díaz de Haro, sexto señor de Bizkaia. Y dos siglos después adquirió el título de ciudad, como ya hemos comentado. No vamos a extendernos mucho, porque sería muy largo. Orduña ha sido desde siempre un punto de paso estratégico entre la meseta y la costa, tanto de personas como mercancías. Tráfico que aumentó con la apertura del actual camino en el siglo XVIII. Orduña llegó a tener su propia Aduana, cuyo edificio aún se conserva, convertido en un hotel-balneario. Tras la Guerra Civil, se creó en Orduña un campo de concentración para presos de toda España. Este campo ocupaba varios edificios, entre ellos la Aduana y las condiciones eran infrahumanas; hambre, trabajos forzados y frío. La página negra de Orduña, escrita por manos ajenas.

 

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Como villa medieval que fue, Orduña estuvo amurallada en todo su contorno. Aún se conserva la mitad de las murallas, pero la mayor parte están integradas en los edificios y pasan desapercibidas. El tramo más evidente está junto a la fortificada iglesia de Santa María que forma parte de la muralla. Edificios importantes son el Ayuntamiento, la iglesia de la Sagrada Familia en la Plaza Mayor, los soportales, media docena de palacios, casas de indianos… En fin, que nos hemos extendido demasiado. Lo mejor es que os paséis por la oficina de Turismo que está cerca de la plaza, y pidáis información para hojearla en alguna terraza mientras tomáis un refrigerio. Así programáis la visita a vuestro gusto.

 

 

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