Sábado, 06 de Septiembre de 2025 |

Cuadrilla de Campezo-Montaña Alavesa

La gran desconocida

Texto: José Ángel Colinas Santos Fotos: José Miguel Llano y José Ángel Colinas Santos Perfiles y tracks: Josemi Ochoa (APM) Martes, 06 de Mayo de 2025

Si te apetece rodar con tranquilidad, sin la amenazadora presencia de los coches, ya que te vas a encontrar muy pocos en el camino; si quieres una sobredosis de naturaleza con bosques interminables y bonitas panorámicas; y si disfrutas viendo pueblos y villas medievales con encanto, la Cuadrilla de Montaña Alavesa es un destino de lo más recomendable. Estas dos rutas que te proponemos te van a dar una visión bastante completa de lo que es este privilegiado territorio.

De las siete cuadrillas (en Álava las comarcas se conocen como cuadrillas) que conforman el Territorio Histórico de Álava, esta es la tercera más extensa con 485,6 km2 y, con gran diferencia, la menos poblada, con solo 3.243 habitantes. Con estos datos ya podemos deducir qué nos van a deparar estas dos rutas: mucho paisaje natural y tranquilidad por la escasa densidad de población. Si a esto añadimos su sinuosa orografía, ya conocemos el tercer ingrediente, que para   quienes pedaleamos es determinante: muchas cuestas. Por algo se llama la Montaña Alavesa. No dejaremos prácticamente en ningún momento de subir y bajar en un clásico recorrido rompepiernas.

 

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Pero la Montaña Alavesa ofrece más. Entre pequeños valles y montañas se abre al visitante un importante conjunto de villas medievales, fundadas en los albores del siglo XIII, período de importantes luchas entre los reinos de Navarra y Castilla, y también pequeños pueblos que conservan restos de murallas y torreones, palacios y casas señoriales blasonadas, además de hermosas iglesias y ermitas que son testimonio de la riqueza artístico-cultural de esta cuadrilla. 


La Montaña Alavesa está ubicada en el sudeste de Álava. La forman los municipios de Arraia-Maeztu, Bernedo, Campezo, Lagrán, Peñacerrada-Urizaharra y Valle de Arana, repartidos en 47 núcleos de población. Limita por la parte este con Navarra, por el norte con la Llanada Alavesa, con los Valles Alaveses por el oeste, siendo el límite sur la Sierra de Cantabria. 


Para conocerla te proponemos dos espectaculares rutas circulares que parten ambas de la capital de la cuadrilla, Santa Cruz de Campezo. 

 

Ruta Este

Antes de comenzar con la descripción del recorrido hay que advertir que a pesar de ser solamente 79 km, una distancia bastante asequible para bicicleta de carretera, se trata de una ruta exigente, no hay más que ver el perfil de dientes de sierra y su desnivel acumulado de 1.500 m, y eso sin subir ningún puerto de envergadura. Que nadie se llame a engaño, no vas a parar de subir cuestas, algunas con porcentajes importantes, y te va a dar la errónea impresión de que subes bastante más de lo que bajas, aunque salgas y llegues al mismo punto de partida. Los grimpeurs van a disfrutar de lo lindo mientras que a quienes somos más pesados y rodadores nos toca sufrir, pero gozando. Ya me entiende, ¿verdad?

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El punto de partida es la capital de la cuadrilla, Santa Cruz de Campezo, donde destaca su iglesia gótica de Nª Sª de la Asunción del s. XIV y su casco urbano que, castigado por numerosas batallas, únicamente mantiene el esquema propio de una villa amurallada. Cuenta con todo tipo de servicios, hasta con un restaurante con estrella Michelin, por si os queréis dar un homenaje al finalizar la ruta.


Partimos por la carretera de Estella que abandonamos enseguida para coger el cruce a la izquierda hacia Orbiso. Aquí ya comenzamos a subir suave suave, de momento, con dirección norte. Ante nuestros ojos aparece el apretado casco medieval de Orbiso y un poco más al fondo el cortado del desfiladero de Istora, lugar apropiado para hacer barranquismo. 

 

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Al salir de Orbiso la ruta coge dirección noroeste para acceder al desfiladero de Oteo, donde el arroyo Rosaria da lugar a una garganta de paredes casi verticales. Por ahí discurre la carretera que, en suave subida, nos va a llevar al Valle de Arana. Desde Oteo la subida se va haciendo más dura, pero todavía no es para asustar. El poco tránsito nos permite subir tranquilos, sumidos en nuestros pensamientos, disfrutando del paisaje.


San Vicente de Arana es el primer pueblo que nos encontramos perteneciente al municipio de Valle de Arana. Este valle presenta una dirección SO-NE y está flanqueando por dos líneas de formaciones montañosas que superan los 1.000 m de altitud. A nuestra derecha encontramos los Montes de Iturrieta, geomorfológicamente un sinclinal colgado, por donde más adelante transita nuestra ruta, y a nuestra izquierda la sierra de Lokiz, con cimas como el Perriain/Cruz de Alda (1.121 m). La cota media de la cubeta se sitúa en torno a los 800 m de altitud. 
En este tramo la ruta nos da un ligero respiro de unos siete km casi llanos hasta Kontrasta. Pero no os confiéis, es casi el único respiro que vais a encontrar.


La villa de Kontrasta está emplazada sobre un pequeño promontorio en un asentamiento defensivo privilegiado. Es el último pueblo de Álava, ya que linda por el este con el vecino valle navarro de las Améscoas. Debido a esta ubicación tuvo gran importancia estratégica en las luchas fronterizas entre Castilla y Navarra. Merece la pena pasar bajo su portal de entrada y apreciar su imponente iglesia-fortaleza con varios elementos defensivos, además de la muralla oriental, que ha perdurado en su totalidad. Si vamos con tiempo también es muy recomendable dar un pequeño paseo hacia el sur de la villa para visitar la curiosa ermita románica de Elizmendi, en cuya construcción se utilizaron varias lápidas y estelas romanas.

 

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Después de este receso cultural toca subir. En primer lugar, nos encontraremos con una corta pero muy dura cuesta que nos enlaza con la subida del puerto Opakua por su vertiente sur. Esta cuestita del 13% nos pondrá a tono las piernas para subir el puerto de Iturrieta, que coincide en gran parte con el puerto Opakua vertiente sur. Se trata de un ascenso bastante llevadero de unos 4,5 km con desniveles entre 4 y 6%.

 

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Una vez en el Alto de Iturrieta, rodaremos en ligera bajada por el eje del sinclinal colgado, antes citado, hasta coger el desvío a la izquierda que nos llevará con alguna dura rampa al franco sur del sinclinal, donde se encuentra la ermita de Santa Teodosia. Estamos en el punto más alto de la ruta (1.046 m). Este lugar es parada obligada para contemplar la panorámica del Valle de Arana y también el imponente fresno, catalogado como árbol singular, que se encuentra junto a la ermita. 

 

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Bajaremos vertiginosamente de nuevo a San Vicente de Arana en un descenso de 2,5 km al 9,4% de pendiente media. Este lado sur es el verdaderamente duro. Menos mal que nos pilla en bajada, salvo para quien haga la ruta en sentido contrario.


Desde San Vicente de Arana nos dirigiremos por un terreno sinuoso hacia Sabando. Entraremos durante 2 km en los dominios de Basajaun, en un bello y sombrío hayedo. Sabando, enclavado bajo unas escarpadas peñas que le protegen, pertenece ya al municipio de Arraia-Maeztu.


Toca nuevo ascenso, esta vez de unos 3 km al 5-6% bastante llevaderos, para volver a ganar los montes de Iturrieta. De aquí hasta Cicujano tenemos una divertida y panorámica bajada, en la que podremos contemplar a nuestra derecha la enorme cicatriz de la cantera de áridos de Laminoria, la mayor cantera de Euskadi, y a nuestra izquierda las cimas del Yoar y la Peña de Lapoblación, entre otras.


En Cicujano nos desviaremos a la derecha para ascender a Aletxa. Aquí se nos vuelven a ofrecer buenas panorámicas, pero el tramo de carretera hasta Vírgala Mayor está en muy malas condiciones, con enormes agujeros. Así pues, toca ir con mucha precaución, sobre todo en las bajadas. Es un tramo de subidas y bajadas bastante incómodo.


En Vírgala Mayor es interesante la iglesia de San Andrés y algunas bellas casas blasonadas. Podemos llenar aquí nuestros bidones y reponer fuerzas en el restaurante.

 

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Nuestro siguiente objetivo es el pueblo de Apellaniz, uno de los puntos de entrada al Parque Natural de Izki, un auténtico paraíso para la BTT. Es el tercer parque más grande de Euskadi. Dos terceras partes de Izki están ocupadas por densos bosques de roble marojo, constituyendo una de las mayores reservas europeas de este tipo de roble. En esta villa, con tres barrios, merece la pena acercarse hasta la plaza, en el barrio de Lespara, donde se ubican el ayuntamiento, la iglesia con casa cural, así como el frontón y la casa blasonada de la familia Yurre. También, en el barrio de Goikara, es interesante la casa-palacio de los Fernández de Viana. 

 

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Descendemos a continuación hacia Maeztu, sede del ayuntamiento del municipio, que está situado en la antigua estación rehabilitada del ferrocarril vasco-navarro. La iglesia, varias casas blasonadas, el palacio de los Samaniego y la fuente de ocho caños son los puntos reseñables de esta villa, donde también podemos encontrar servicio de restauración.


Nada más dejar Maeztu toca, una vez más, subir para adentrarnos en el Parque Natural de Izki. Se trata en esta ocasión del puerto de Mantxibio, de apenas 3 km al 5,4% de desnivel medio con alguna rampa al 9%. Nada de importancia si no fuera porque a estas alturas de la ruta ya llevamos mucha tralla y todas las cuestas se nos empiezan a agarrar más de lo deseado.


Después de coronar, descendemos hasta Korres, única localidad enclavada dentro del Parque Natural y donde está su punto de información. Se encuentra situada en un espectacular emplazamiento a los pies del monte Soila y su casco urbano ha sido declarado Conjunto Monumental. 


Tras un breve descenso hacia el parque recreativo, a orillas del río Izki, comenzamos la subida a San Román, bastante llevadera, unos 4 km al 4%, pero es que ya llueve sobre mojado. Menos mal que es la anteúltima. 

San Román de Campezo, a los pies de la Muela del mismo nombre, posee un bonito y panorámico emplazamiento. A pesar del nombre, pertenece al municipio de Bernedo, que visitaremos de nuevo en la ruta Oeste. 

 

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Lo más duro de este recorrido ya está hecho. Desde San Román solo queda descender vertiginosamente hasta Bujanda, ya en el municipio de Campezo. También este antiguo pueblo cuenta con varias casas blasonadas que hablan de su larga historia. 


Una última cuesta, con su correspondiente bajada, nos lleva al precioso pueblo de Antoñana. Se trata de una villa medieval y amurallada que está considerada como Monumento Nacional de Euskadi. Se asienta en un montículo y sobre un antiguo fuerte. Merece la pena perderse un rato por sus estrechas calles, donde encontraremos casas blasonadas con los escudos de armas en las fachadas. La única puerta medieval que se conserva está situada al sur, y el cubo al oeste. Las calles están comunicadas por pasadizos cubiertos de madera, callejuelas estrechas y cantones. Aprovechando la muralla como pared, se construyeron las casas hacia sus adentros. Las ventanas y balcones se abren en la propia muralla. En la puerta que da acceso al casco antiguo se encuentra la iglesia de San Vicente Mártir. También en Antoñana se encuentra el Centro de Interpretación Vía Verde del Vasco-Navarro.

 

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Visitada la villa de Antoñana, ya solo nos queda dejarnos caer durante 5 km hasta Santa Cruz de Campezo, principio y punto final de nuestra intensa ruta. Nuestras piernas agradecen terminar en bajada para soltar e ir eliminado el ácido láctico que, sin duda, se nos habrá acumulado. Creemos que el esfuerzo ha valido la pena, ya que le hemos dado una buena batida a esta parte este de la Cuadrilla de la Montaña Alavesa, tan interesante como desconocida.

 

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Ruta Oeste

 

La segunda ruta que proponemos para conocer esta Cuadrilla de Campezo-Montaña Alavesa explora la parte oeste de la comarca y también presenta un trazado sinuoso. Es más larga que la ruta de la vertiente este: nos vamos a los 108 km, pero acumula parecido desnivel, algo más de 1.500 m. Nos va a llevar algo más de tiempo, pero es un poco más suave en cuanto a desnivel relativo, una cosa por la otra. Comparte con ella la sensación de estar mucho tiempo subiendo, de no dar apenas tregua, pero la tranquilidad que transmite el escasísimo tráfico que vamos a encontrar y los constantes cambios de paisaje la hacen una ruta muy divertida, un auténtico lujo para el ciclismo-cicloturismo. Es una ruta, por cierto, muy apropiada para hacer introspección, si ruedas en solitario, porque vas a tener pocos sobresaltos y el paisaje acompaña bastante a la meditación. Si vas en grupeta, en cambio, el terreno se presta a todo tipo de piques en cada cuesta y a muchas paradas de reagrupamiento.


Este recorrido también empieza y termina en Santa Cruz de Campezo, que está situado a los pies del monte Yoar (1.417 m) y a orillas del río Ega. Siguiendo precisamente el valle de este río, aguas arriba, transcurren los primeros 25 km. 

 

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Durante unos 9 km nos internaremos en tierras navarras, en los pueblos de Genevilla, Cabredo y Marañón. Se trata de una primera parte del recorrido bastante placentera, en ligera subida, cómo no, pero que nos depara buenos paisajes con el Yoar y la elegante silueta de la Peña de Lapoblación a nuestra izquierda y la Muela de San Román a nuestra derecha. Se puede apreciar también la diferencia de vegetación según la vertiente, con predominio de hayas en las laderas que miran al norte y con encinares y robles en las que miran al sur. 


Los tres pueblos navarros tienen unos bellos emplazamientos. Al pasar por Marañón me dieron ganas de subir hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, para verla más de cerca, ya que me llamó bastante la atención desde la carretera. Leo en la página de turismo de Tierra Estella que se trata una iglesia del románico tardío, de principios del siglo XIII, con elementos protogóticos. 


A partir de Marañón, el río Ega se interna en un estrecho paso, provocado por la dureza de las calizas del Cretácico Superior, y nos depara un tramo de unos 4 km verdaderamente delicioso con la frescura y el rumor de agua en nuestros oídos. El área recreativa de Marañón invita a parar y refrescar los pies en las frías aguas del Ega, uno de esos pequeños placeres que nos alegran la vida. 


A la salida del pequeño desfiladero nos encontramos con el pueblo, ya alavés, de Angostina, topónimo bastante consecuente.

A partir de aquí el valle se ensancha y circularemos siempre a la izquierda del río hasta Lagrán, con la constante e imponente presencia de la sierra de Cantabria a nuestra izquierda. Este cordal montañoso nos separa de la comarca de Rioja Alavesa y la Comunidad Autónoma de La Rioja y supone una barrena natural con consecuencias climáticas bastante determinantes. Pero, además de la omnipresente cadena montañosa, lo que predomina en este tramo, y en casi todo el recorrido, es la presencia de un tupido manto boscoso. Las tierras de labor son una parte pequeña en el fondo del valle.


Bernedo es el siguiente pueblo que nos encontramos. Tiene también título de villa, como muchos de esta cuadrilla. Fue plaza-fortaleza amurallada con castillo y torre almendrada, pero solo mantiene una de las puertas de entrada y restos de las murallas sobre las que se han asentado viviendas. Los reinos de Castilla y Navarra se la disputaban por su enclave fronterizo y paso obligado a tierras riojanas. A un kilómetro del pueblo, a los pies de la Sierra de Cantabria, entre hayedos, se encuentra la ermita dedicada a Nuestra Señora de Ocón, un agradable lugar con espectaculares vistas. 


Nuestra ruta prosigue en suave ascenso, en un recorrido muy agradable y sobre todo tranquilo, pasando por los pueblos de Villafría y Villaverde, a los pies de la sierra. Podemos ver a nuestra izquierda el Bonete de San Tirso y las cimas más altas de la cadena montañosa, Larrasa (1.454 m) y Palomares (1.443 m) así como el puerto del Toro, por donde pasa la Ruta del Vino y el Pescado, camino de arrieros que en otro tiempo unía La Rioja Alavesa con la costa y que ha sido recuperado para el senderismo como GR38.


A continuación, llegaremos a Lagrán, donde destaca principalmente su entorno natural, un paraíso para el senderismo.
 

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Iniciamos aquí el ascenso al puerto de Las Tres Cruces, una tachuelilla corta y sin grandes porcentajes, que nos lleva a la cota más alta del recorrido, 873 m. Transcurre por un tupido y espectacular hayedo y su descenso hacia Peñacerrada, por una carretera sin apenas tráfico y en perfecto estado, es una autentica gozada que dará algo de respiro a nuestras piernas.


Cambiamos de valle y accedemos ahora al del río Inglares. No iremos directos a Peñacerrada. Cogemos el desvío a Loza, a donde llegaremos tras una breve subida. Es un desvío acertado, ya que nos ofrecerá una imponente panorámica de la sierra del Toloño, que avistamos por primera vez, el extensísimo tapiz boscoso, y en la bajada, una bella vista de la villa de Peñacerrada.

 

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El modesto río Inglares depara grandes sorpresas aguas abajo, como la famosa ruta del Agua, con su correspondiente cascada, pero eso es otro asunto. Mi espíritu explorador betetero me arrastra siempre a investigar caminos y salirme de las carreteras.


Peñacerrada, por su posición estratégica, también fue muy disputada a lo largo de los siglos. En el lado sur quedan restos de la muralla y la puerta medieval de arco apuntado, con el matacán de defensa en la parte alta y dos grandes cubos a los lados. Cuenta con un curioso museo etnográfico al aire libre y también podemos encontrar servicios de restauración. Merece la pena un paseo por sus calles.
 

Abandonamos el valle del río Inglares y tomamos dirección norte hacia el valle del río Ayuda. Saldremos otro par de veces de Álava, esta vez para internarnos en el enclave del Condado de Treviño, que administrativamente pertenece a Burgos, pero los alaveses lo sentimos nuestro. Antes pasaremos por los pueblos alaveses de Baroja y Faido. En los alrededores de este último se hallan dispersas numerosas cuevas artificiales que fueron habitadas en la Alta Edad Media. La más importante es la cueva artificial que acoge la ermita de Nuestra Señora de la Peña, muy cercana al pueblo, a la que hay que acceder a pie.

 

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Para buscar nuestro siguiente destino bajamos primero al valle del río Ayuda, en Treviño, pasamos por Pariza y entramos de nuevo en tierras alavesas por Urarte, que cuenta con una interesante iglesia de estilo gótico. Este desvío de ida y vuelta hacia el nordeste no tiene otro objetivo que visitar el recóndito valle, cul-de-sac, de Markinez-Arluzea. Vamos a encontrar en él una de las partes más curiosas y desconocidas de esta ruta.


Una vez más, para acceder allí hay que subir, pero de manera suave, sin sobresaltos. Primero encontraremos el pueblo de Markinez, que bien merece una parada. Su caserío está bañado por las aguas del río Molino, que divide el pueblo. Sus casas se concentran a lo largo de su cauce y encontramos algunas de ellas blasonadas. Resulta curiosa la ubicación de la iglesia, casi adosada a una peña.

 

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Pero tal vez lo más interesante se encuentra al salir del pueblo con dirección a Arluzea.  A nuestra izquierda podemos ver, incluso desde la carretera, una gran profusión de cuevas eremíticas labradas en los monolitos rocosos que se suceden en esta zona. También encontramos una auténtica joya, la ermita románica de San Juan. Todo el conjunto asemeja a una Avenida de Esfinges natural, en la que la mano del hombre ha realizado pequeñas incisiones. En Arluzea, donde destaca su iglesia románica, construida sobre roca viva, se acaba la carretera y hay que deshacer el camino andado, salvo que, con BTT, nos internáramos en el vecino Parque Natural de Izki, cosa muy recomendable para otra ocasión.


Una vez realizado este pertinente desvío, entramos en territorio comanche, como solemos llamar a los recorridos que no dan tregua. Subiremos otro puertito, llevadero, pasaremos por el bello pueblo de Bajauri, perteneciente a Treviño, con su espectacular hayedo, y también cruzaremos Obekuri, con su iglesia y una interesante casa-torre, antes de entrar de nuevo el Álava. 

 

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En este punto la ruta dibuja un lazo para ver el pueblo de Navarrete, que cuenta con un bello casco urbano de casas blasonadas y unas espectaculares vistas de la Sierra de Cantabria. 


Tomamos de nuevo dirección nordeste, otra vez subiendo, para dirigirnos a Urturi. Este pueblo es otra de las entradas al Parque Natural de Izki. Aquí se encuentra el centro BTT Izki Montaña Alavesa, que cuenta con 15 rutas para disfrutar de esta modalidad en un entorno excepcional. También hay un campo de golf, situado en un paraje envidiable, por si queréis hacer unos hoyos, y también algún servicio de restauración.

 

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A la salida del pueblo, en dirección a Quintana, una corta pero dura rampa, nos pondrá las piernas calentitas. Pero, calma, a partir de aquí, iniciamos el prolongado descenso hacia el valle del Ega, por donde, esta vez aguas abajo, regresaremos a Santa Cruz de Campezo, deshaciendo el camino andado al inicio de la ruta. Como mandan los cánones cicloturistas, es mejor regresar en bajada por si vamos justos de gasolina. Estos últimos 15 km de verano azul nos servirán para soltar. Mucho mejor que el rodillo que usan los pros, me vas a comparar...


Esta ruta oeste para conocer la Cuadrilla de Campezo-Montaña Alavesa es, a pesar de su dureza, un auténtico deleite ciclista y paisajístico que os recomendamos fervientemente, si os gusta escaparos del mundanal ruido y sumergiros por un rato en la naturaleza. Es un recorrido exigente, pero el esfuerzo es una constante invariable en nuestro deporte.

 

ENLACES DE INTERÉS

· https://rutas.arabakomendialdea.eus/

· www. alavaturismo.eus

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