
Respecto al 2019, año anterior a la pandemia, en el 2022 en Barcelona y Madrid redujeron el número de fallecidos en un 34%, aunque el número de heridos hospitalizados subió un 22%. Ambas ciudades están realizando un gran esfuerzo para promover el uso seguro de la bici y presentan un riesgo medio-bajo con relación a una parte representativa de sus vías ciclistas. Además, las dos buscan fomentar su uso como medio de transporte saludable, además de garantizar la sensación de protección de sus usuarios y así reducir siniestralidad al igual que la congestión del tráfico y la contaminación.
Así lo recoge el proyecto ‘CycleRAP’, que incluye un informe realizado por el Programa Internacional de Evaluación de Carreteras (iRAP), entidad que evalúa vías para hacerlas más seguras a partir de los factores que más influyen en un siniestro. El estudio ha contado con el apoyo de Fundación MAPFRE y la Unión Ciclista Internacional (UCI) y se ha dado a conocer hoy lunes 3 de junio, con motivo del Día Internacional de la Bicicleta.
Se ha analizado la seguridad de la infraestructura ciclista de Madrid y Barcelona, junto a Bogotá (Colombia), Fayetteville (Arkansas, EE. UU.) y Sao Paulo (Brasil), que se sitúan, según la investigación, a la vanguardia de la seguridad en esta materia y marcan el camino a seguir, como antes hicieron países como Dinamarca o Países Bajos en este ámbito de movilidad.
En Madrid, en colaboración con el Ayuntamiento, se evaluaron un total de 98 kms, El riesgo es medio-bajo en zonas de uso especial para bicicletas y movilidad ligera o carriles segregados. Por el contrario, el informe pone el foco de atención sobre la seguridad de los ciclistas en algunos ciclocarriles (vías de uso compartido con el resto de vehículos y limitadas a 30 km/h) debido a la falta de respeto en los límites de velocidad por los usuarios de vehículos a motor.
En Barcelona, y en colaboración con el Área Metropolitana (AMB), se estudiaron un total de 84 kms. La mayor parte también presentan un riesgo medio-bajo o medio en carriles bici, con unos riesgos principales asociados a las colisiones con otros vehículos, principalmente en las vías no segregadas físicamente y asociadas al exceso de velocidad del resto de vehículos.
El trabajo completo incluye un valor de riesgo para conflictos entre la bicicleta y los vehículos, los peatones y el mobiliario urbano. Además, propone mejoras para extender la red de carriles bici y la infraestructura vial, tales como la instalación de señales específicas para bicicletas, la creación de zonas de velocidad reducida, identificar los cruces y secciones de carriles bici con más riesgo, implementar medidas de calmado de tráfico, incluir alumbrado y barreras que separen físicamente los carriles bici del resto y promover campañas de educación y concienciación dirigidas a ciclistas, conductores y peatones.
Separar carriles en vías con límite de velocidad superior a 30 km/h, diseñar carriles para bicicletas de un solo sentido de circulación y proteger los márgenes de las vías ciclistas, son algunas de las medidas que más influyen en la prevención de siniestros, según los expertos de Fundación MAPFRE. Jesús Monclús, su director de Prevención y Seguridad Vial. ha destacado las grandes ventajas que ofrecen los desplazamientos en bicicleta porque “incrementan la seguridad vial urbana, favorecen la accesibilidad y la equidad social, mejoran la salud y ayudan a combatir la contaminación, entre otros”. También reitera la importancia del uso del casco, así como la necesidad del ciclista de hacerse ver, tal como se indicó en un anterior informe “La atención en la conducción: ciclistas invisibles para los conductores”. Tampoco son desdeñables otros factores de riesgo como el desconocimiento e infracción de las normas de circulación o el mal diseño, mantenimiento y estado de las infraestructuras.
PUEDES ACCEDER AL INFORME COMPLETO EN EL ENLACE: